12 de noviembre de 2016

Comarca de Níjar, por los caminos de Goytisolo

Aljibe y acueducto de Fernán Pérez.
Uno de mis pueblos preferidos de la Comarca es Fernán Pérez. Su acueducto es una sublime obra hidráulica de las muchas que pueden verse por el territorio, como el embalse de Isabel II, del que ya hablamos anteriormente en este blog. Estas construcciones evidencian la importancia del agua en esta tierra árida. A lo lejos, el molino de Fernán Pérez se asemeja a los torreones que podemos encontrar diseminados por toda la costa nijareña. Se trata de un molino harinero que domina una elevación en el terreno. Junto a éste se halla uno de tantos aljibes típicos de la comarca, abovedado y encalado, con un blanco radiante. Goytisolo diría en su libro;

"Recostado contra el cielo, en un ribazo, se divisa un molino de velas, como los que giran en el campo de Cartagena, entre La Unión y Los Alcázares. Antiguamente había muchos en la región, pero, en la actualidad, casi todos se baten en ruina. El de Fernán Pérez rueda aún, con un crujido sordo y, desde lejos, parece una flor de pétalos inmensos y abarquillados."
Molino de Fernán Pérez.
Fachada de la torre de los Alumbres, Rodalquilar.
A continuación, tras pasar por Las Hortichuelas o Las Negras, donde Goytisolo acude a un funeral durante el transcurso de su estancia en Almería, llegamos a Rodalquilar. Aquí hay mucho que ver, y algunas de esas cosas ya las hemos contado en este blog. Una de ellas es el jardín botánico de El Albardinal. Otra de ellas, son  las Minas de Rodalquilar. En las minas transcurren varios episodios en la obra de Goytisolo, de los que destaco esta cita:

"Escalonados en la pendiente de la montaña varios depósitos brillan al sol, intensamente rojos. Allí se decanta y lava el cuarzo acuífero que los camiones acarrean en la mina, antes de pasar a los secaderos."

También en Rodalquilar, la torre de los Alumbres se yergue en pie, a duras penas, soportando el peso de cinco siglos de vida. Sus muros de piedra ocre sólo son el reflejo de lo que fueron, luchando por no venirse abajo debido a su completo abandono. Su peculiar nombre hace referencia a la minería del alumbre, que era explotado en Rodalquilar. Desde lo alto de la torre, los centinelas divisaban todo el valle y la playa, protegiendo a los habitantes, en más de una ocasión, de incursiones despiadadas de piratas. Hoy, la torre sirve como atractivo histórico y cultural para los que se dirigen a El Playazo. La mayoría de bañistas, pasan de largo junto a él, sin apenas dedicar unos segundos en contemplarlo, sin preguntarse el por qué, el cómo o el cuándo.
Castillo de San Ramón, en el Playazo de Rodalquilar.
En el siglo XVI, a raíz de la expulsión de los moriscos, se construyeron numerosos castillos y torreones por toda la costa, para proteger los pueblos y habitantes de la comarca de Níjar. Los más importantes son el de San Ramón, San Felipe, San Pedro o Cala Higuera. De ésta última torre, Goytisolo diría en su libro:

"tumbado en la arena, contemplo amodorrado una de esas torres de vigía, llamada de Gala Figuera, construidas hace siglos para prevenir las incursiones berberiscas y que se ven aún, como un símbolo de nuestras iniciativas, aplicadas siempre con retraso, en toda la costa Mediterránea de España."


Más tarde, Goytisolo conoce el castillo de Los Escullos, en el trayecto en coche con Don Ambrosio. De este castillo diría:

"El castillo se alza sobre unos peñascos, al borde del litoral. Parece hermano gemelo del de Garrucha, pero nadie se ha ocupado de él y está medio en ruinas. Los torreones se mantienen apenas de pie y lo que se conserva del parapeto es sólo un recuerdo nostálgico".

Con su rehabilitación a principios de los noventa, el castillo de Los Escullos presenta un aspecto admirable. Sus paredes armonizan en forma y color con la naturaleza agresiva de los acantilados cercanos.
Castillo de San Felipe o de Los Escullos, con su aspecto actual, tras la restauración.
Noria de Pozo de los Frailes.
Al llegar al poblado de Pozo de los Frailes, Goytisolo describe con precisión, tal y como nos acostumbra a lo largo del libro, todo lo que allí observa:"En la orilla del camino, un asno con los ojos vendados tira de la marrana de la noria. El malacate gira poco a poco y los cangilones emergen del pozo llenos de agua y la vuelcan en la pila."

Una de las norias que aún se conservan queda en el margen derecho de la carretera, en dirección San José. El tiempo sigue intacto en este lugar y nos ayuda a poder mirarlo con los mismos ojos que el escritor catalán, con la excepción de no poder verla en funcionamiento.

Es difícil elegir un lugar entre los 217 kilómetros de costa que tiene la provincia de Almería, desde Adra hasta Pulpí, pero el Parque Natural del Cabo de Gata Níjar consigue que la vista, al entrar en contacto con el mar, agudice al resto de los sentidos, abocándolos a desempeñar labores para las cuales pensábamos que aún no habían sido desarrollados. Juan Goytisolo no ignora el encanto de nuestra costa, y se refiere a ella de la siguiente manera: "Entre el Cabo de Gata y Garrucha media una distancia de casi un centenar de kilómetros de costa árida y salvaje, batida por el viento en invierno, y por el sol y el calor en verano, tan asombrosamente bella como desconocida. Hay acantilados, rocas, isletas, calas. La arena se escurre con suavidad entre los dedos y el mar azul invita continuamente al baño."
Costa de Níjar desde el mirador de la Amatista.

              La Maravilla

Arco del acueducto de Fernán Pérez.
Durante sus vacaciones de diez días, Juan Goytisolo entra en contacto con la gente de los pueblos de Níjar, mientras relata los paisajes y la vida de Almería. Lo que nos transmite es como observar una fotografía antigua, trasladada con precisión a los lectores. En su libro de viaje refleja la sociedad almeriense de mediados del siglo XX; Argimiro, Don Ambrosio o Sanlúcar son algunos de los personajes que utiliza para retratar las distintas escalas sociales de la época, siempre con respeto a cada una de ellas. Las alfarerías, el Paseo o las playas, nada se le escapa a Goytisolo. Para él, cualquier detalle es importante y lo incluye en su gran obra.

Bien entrados en el siglo XXI las cosas han cambiado algo, pero no del todo. El trabajo sigue siendo duro para la mayoría. Los salarios del campo almeriense no están al nivel de otros lugares. Algunos castillos y monumentos siguen manteniéndose en pie a duras penas. Pero, como diría Goytisolo; "el mundo pertenece y pertenecerá siempre a los optimistas." Y así es, la Comarca de Níjar es hoy un referente turístico a nivel nacional; su centro urbano está dotado de instalaciones culturales; las playas de su costa son las preferidas por los viajantes españoles año tras año; el Parque Natural es un baluarte para la protección de especies marinas y terrestres; algunos monumentos se rehabilitan y consiguen conservar su aspecto de antaño; el desarrollo de la agricultura se va consiguiendo progresivamente; las cerámicas de Níjar salen en forma de souvenir a cualquier punto del mundo; y, sobretodo, los nativos no tienen que emigrar a Cataluña o a Francia en busca de una vida mejor.

La gente de Almería ha luchado y lucha a diario para que la impresión que produzca nuestra provincia en los ojos de los visitantes no sea de profunda violencia y pobreza. Casi sesenta años después de la publicación "Campos de Níjar" Almería mira al futuro con las mejores esperanzas y desde Maravillas de Almería brindamos esta entrada por aquellos que han hecho posible una vida mejor y por aquellos que denunciaron las penurias que sufría esta tierra cuando no existía la libertad de expresión. En definitiva, es nuestro humilde tributo a Juan Goytisolo, a modo de agradecimiento por hacernos disfrutar en esta ruta literaria por Almería.
Playa de Aguamarga, en el Parque Natural de cabo de Gata - Níjar.
BIBLIOGRAFÍA

-Paginas webs:
www.nijar.es

- Libros: 
Goytisolo, J. (1960). Campos de Níjar. 1st ed.