16 de junio de 2015

Catedral de la Encarnación, por dentro y por fuera

Sol de Portocarrero, en las paredes de la Catedral.
Para la entrada número cien de nuestro blog, y la última de esta temporada, hemos elegido la que es, con permiso de la Alcazaba, la joya del casco histórico de la ciudad de Almería. Se trata, como todos saben, de la Catedral de la Encarnación. El obispo Fernández de Villalán la ordenó construir en el siglo XVI, el proyecto de la obra fue encargado al arquitecto Diego de Siloé. El aspecto de la catedral puede parecer más bien una fortaleza que de un templo, esto se debe al temor de las invasiones berberiscas tan numerosas en aquella época y a las revueltas moriscas que sacudieron toda la provincia quemando la mayoría de las iglesias. La Catedral de la Encarnación es de las pocas en el mundo que presenta esta imagen defensiva más que ornamental.

La Catedral de la Encarnación abre, para los visitantes y turistas, de lunes a viernes, de 10:30 a 13:30 y de 16:00 a 17:00, también los sábados de 10:00 a 13:30. La entrada cuesta cinco euros, con la visita a los museos incluida.
Obras de arte bizantino en la sala de exposiciones de la Catedral de Almería.
Uno de los dos órganos, sobre el coro.
Accedemos al recinto por la puerta occidental, junto a la Puerta de los Perdones. Además de una agradable recepción, se encuentra junto a ella una sala de exposiciones, actualmente dedicada a obras de arte bizantino, llegadas de Rumanía. Con una primera buena impresión, subimos la escalinata para entrar de lleno en el claustro barroco del siglo XVIII. En su interior hay cuatro galerías que rodean el pario con una pequeña fuente, varias palmeras y la gran araucaria, posiblemente la más grande de toda la ciudad. Los que hemos estado aquí de niños, recordamos con nostalgia la inmensa vegetación que fue arrancada posteriormente, tras una remodelación.

En las dos esquinas del claustro se hallan los dos museos catedralicios. Uno se encuentra en reformas, el otro posee en su interior valiosas obras de arte y libros sagrados. Al lado de este museo se sitúa la Sala Capitular con una gran bóveda como protagonista.

Merece la pena recorrer, en respetuoso silencio, cada uno de los rincones del interior del templo. Así como la Sacristía, las capilla del Santo Cristo dónde se encuentra el sepulcro del obispo Villalar, la capilla de la Piedad dónde está enterrado otro obispo importante Antonio Corrionero y la capilla de San Indalecio, en homenaje al introductor del cristianismo en la provincia de Almería.
Obras de arte y libros sagrados en los museos catedralicios.
Trascoro de la Catedral, realizado en mármol rojo.
El Altar Mayor es de estilo gótico, con un retablo de estilo barroco de Ventura Rodríguez. A la vista aparecen ocho lienzos que representan otras tantas escenas importantes del cristianismo. La Inmaculada Concepción, la Natividad de la virgen, los Desposorios, la Visitación, la Epifanía, la Purificación de María, la Huida a Egipto y la Asunción de la Virgen. Todas ellas son obras de Antonio Garcia Puerta. El tabernáculo lo preside la figura de Jesús y los apóstoles.

El Coro dispone de setenta y cinco asientos en forma de U, en dos niveles. Dos enormes órganos a los lados se emplazan armoniosamente. Éstos fueron sustituidos por los órganos centenarios que fueron destruidos durante la Guerra Civil. Del Trascoro del siglo XVIII destaca el mármol rojo con el que está construido, se sitúa justo enfrente de la Puerta de los Perdones.
Claustro de la Catedral de la Encarnación.

La Maravilla

Campanario de la Catedral.
La imagen que todo el mundo conoce de la Catedral de Almería es la que corresponde a su fachada principal y al campanario. La primera se la conoce como portada norte y se divide en tres cuerpos encuadrados por dos grandes contrafuertes. Es obra del genial arquitecto del renacimiento Juan de Orea. Junto a la puerta principal se sitúa el primer cuerpo, dedicado al obispo Fernández de Villalar. Está enmarcado con dos columnas de orden corintio, a cada lado. Sobre el frontón de la puerta aparece el escudo del obispo. En el segundo cuerpo se representa a la virgen de la Encarnación sosteniendo al niño Jesús, con dos columnas corintias a cada lado. A la izquierda de las columnas se encuentra la imagen de San Pedro, y a la derecha San Pablo, realizadas a modo de relieve en mármol. El tercer cuerpo está dedicado al emperador español Carlos V, es el más pequeño de los tres y en el destaca el escudo imperial con el águila bicéfala, a los lados quedan representadas las columnas de Hércules con el lema "Plus Ultra", "Más Allá", que simboliza la grandeza del imperio y sus posesiones allende los mares. Este lema sigue apareciendo en el escudo actual de España. El resto de la ornamentación de la fachada lo completan efebos alados, mascarones de león y querubines, entre las columnas y contrafuertes.
Escudo imperial de Carlos V, en la fachada principal de la Catedral de la Encarnación.
Estatua del obispo Diego Ventaja.
Son muchos los pequeños detalles que tiene la fachada principal para quien los quiera buscar mientras sus hijos juegan en la plaza, se toma un café en las terrazas o se da un paseo por el centro. En una de las paredes orientales, se encuentra, por ejemplo, uno de los símbolos de Almería, el Sol de Portocarrero.

El Campanario de la Catedral, visible desde muchos puntos de la ciudad, posee ocho campanas, cada una de ellas con un nombre y una edad distinta. las dos que miran a la puerta principal son del siglo XVIII y se llaman "Horas de reloj" y "Cuartos de reloj". La campana central es del siglo XIX y se la apoda "Campana Gorda". Debajo de ésta se encuentra una más pequeña llamada "Santa María" de 1940. A la izquierda de ésta última está la "Campana de San Indalecio", y a la derecha la del "Sagrado Corazón de Jesús". Ambas datan del año 1942, al igual que las dos restantes, situadas en la cara norte del campanario, la de "San Juan" y "Santa Bárbara".

A los pies del campanario se erigió una estatua en honor al beato Diego Ventaja, obispo de Almería nacido en el pueblo alpujarreño de Ohanes.
Portada norte de la Catedral de la Encarnación, correspondiente a la fachada principal.

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