5 de noviembre de 2015

Vera, lozanía del Levante

Plaza Mayor de Vera.
A los pies del altozano del Espíritu Santo aparece la muy noble y muy leal ciudad de Vera. Se le podrían atribuir muchos más adjetivos para calificarla y nos quedaríamos cortos en el elogio; imperial, por su escudo; taurina, por albergar la plaza más antigua de la provincia de Almería; religiosa, por la cantidad de iglesias, ermitas y capillas que se extienden por su nutrido casco histórico; turística, por la ingente afluencia de turistas durante todo el año; naturista, por ser uno de los destinos preferidos en toda Europa para practicar el nudismo; y tantas cosas más que intentaremos exponer a lo largo de esta entrada, sin olvidarnos de las personas y personalidades de este municipio de la comarca del Levante almeriense, cargado de historia y tradición, siempre con las puertas abiertas para visitantes de todo el mundo.

Ayuntamiento y campanario de la iglesia.
La plaza Mayor de Vera, es la zona de recreo y ocio de los veratenses desde que el pueblo es pueblo y desde que la plaza es plaza ya que son tan antiguos el uno como la otra. Por sus calles aledañas la vida se ajetrea con el trasiego de las gentes, ya que también es el centro del comercio y el punto de reunión de los vecinos, desde los niños que juegan hasta los ancianos que no paran de recordar cuando jugaban. Aquí se encuentra la iglesia de la Encarnación, con aspecto de fortaleza y el ayuntamiento, a la sombra del campanario de la iglesia pero con una fachada señorial que también brilla por si sola.

En una bella plazoleta encontramos el recuerdo de un veratense ilustre que dio universalidad a la gastronomía almeriense. Se trata, como muchos sabrán, de Antonio Carmona Gallardo, fallecido hace un par de años. En una estatua se representa la figura del que fue dueño de Terrazas Carmona, negocio heredado por sus padres, también conocidos en el pueblo. A lo largo de su vida, Antonio Carmona recibió multitud de premios y condecoraciones por su trabajo constante e infatigable que llevó a convertir lo que fue una sala de verbenas en un referente salón de celebraciones de todo tipo, ostentando una de las cocinas más afamadas de nuestra provincia.
Plaza de Antonio Carmona Gallardo, hijo predilecto de Vera.

Ermita del cristo.
Una de las principales excusas para visitar Vera puede ser los siete kilometros de playa, de los cuales tres de ellos están asignados para la práctica del nudismo. Por algo se convirtió hace ya años y aún sigue siendo uno de los destinos europeos preferidos por los naturistas internacionales. Se puede practicar libremente el naturismo en la playa conocida como el Playazo de Vera, aunque en el resto de linea costera que completa el término municipal de Vera, uno puede bañarse con la ropa que quiera sin el temor a miradas indiscretas. El periodo estival, que suele alargarse unos seis meses en nuestra provincia, abarrota estas playas de gente. Y es que el turismo es una gran fuente de riqueza local al igual que en los municipios vecinos de Garrucha o Mojácar, por ejemplo.

De la Vera más fervorosa y creyente nos quedamos con varios monumentos para destacar;
El convento de Nuestra Señora de la Victoria, que data del siglo XVII y fue habitado por los Padres Mínimos hasta la desamortización que se produjo durante el Trienio Liberal. Actualmente se utiliza como auditorio para todo tipo de actividades. La capilla de San Agustín, junto al antiguo edificio del hospital, se camufla entre las casas del centro histórico. La ermita de la Virgen de las Angustias, patrona de Vera. Cerca de su puerta es frecuente ver la entrada y salida de hermanas.
Plaza situada junto a la capilla de San Agustín. Con el antiguo hospital presidiendo la explanada.

Corazón de Jesús.

Subiendo al cerro del Espíritu Santo encontraremos los orígenes de Vera. Este era el lugar donde los musulmanes fundaron la ciudad de Bayra, y con ella empezó todo. Pocos años después de ser reconquistada esta ciudad por parte de los Reyes Católicos quedó destruida por un terremoto sin precedentes. Sólo quedaron algunos restos de las murallas y un aljibe que hoy es la sede del Centro de Interpretación de la ciudad de Bayra. Fue entonces cuando la población se desplazó hasta la llanura donde se asienta hoy la ciudad de Vera.

Este cerro de gran valor histórico, patrimonial y arqueológico es uno de los emplazamientos de Almería que hay que visitar alguna vez en la vida. Desde el mirador situado en lo más alto se ve el horizonte infinito mirando hacia todos los puntos cardinales. La figura del Sagrado Corazón nos acompañará a contemplar las sierras lejanas y las playas de Levante, las huertas y campos de cultivo o los pueblos de la comarca sin excepción.
Panorámica de Vera desde los restos de la ciudad medieval de Bayra, en el cerro del Espíritu Santo.

La Maravilla

Exteriores de la plaza y estatua de Espartaco.
La Plaza de toros de Vera, en la calle Mojigatos, te detendrá si no lo haces por tu cuenta y te invitará a descubrir lo que hay detrás de su fachada de piedra de estilo mudéjar. La gente que encontramos a las puertas de la plaza es la que visita a diario el coso taurino como si no pudieran respirar otro aire al que se respira en los tendidos. Son amantes de la fiesta nacional e intentan explicar a los inexpertos lo que significa este arte ancestral tan español. Anécdotas, curiosidades y efemérides se pelean unos con otros por contar. Hasta te invitan a manejar un capote, que por cierto pesa más de lo que parece.

Cinco tendidos, dos de ellos a la sombra, completan un aforo de casi cinco mil personas que pueden vibrar durante las mejores corridas en una de las plazas más antiguas de Andalucía y la más antigua de la provincia de Almería.
Los toros en Vera.
Museo taurino de Vera.
La plaza se inauguró el año 1879 con Gonzalo Mora como primer espada, según nos cuentan los aficionados a la tauromaquia que se dan cita a diario en esta plaza. En la década de 1990 estuvieron ausentes los festejos debido a una restauración que finalizó en 1997, año en el que se reinaguró, con Ortega Cano, Jesulín de Ubrique y César Rincón como maestros de ceremonia. Sobre el albero de la plaza veratense se retiró del toreo el diestro Espartaco, el cual tiene una estatua en los alrededores de la plaza.

En el Museo taurino, situado en los bajos de la plaza e inaugurado en 2002 encontraremos toda la larga historia de la tauromaquia en Vera detallada con precisión y acompañada por objetos relacionados con los festejos, donados por toreros y particulares.
Plaza de toros de Vera en un día de sol radiante.

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